Ser empresario es muy duro, por eso te pregunto ¿Eres feliz?
¿Te has preguntado o has analizado si en tu vida actual eres feliz?
Pero ¿qué es la felicidad?
Según el diccionario:
La felicidad es el estado de ánimo de la persona que se siente plenamente satisfecha por gozar de lo que desea o por disfrutar de algo bueno.
Según la Wikipedia:
“La felicidad es una emoción que se produce en la persona cuando cree haber alcanzado una meta deseada. Y la felicidad suele ir aparejada a una condición interna o subjetiva de satisfacción y alegría.”
Como que estamos en época de vacaciones no quiero tocar temas de empresa. Ahora es un tiempo ideal para reflexionar.
Es precisamente lo que quiero hacer con los artículos de este mes de vacaciones. Reflexionar sobre la vida.
En cualquier cosa que hagas en esta vida, esta es una pregunta que deberías hacerte siempre ¿Lo que estoy haciendo me hace feliz en todos los aspectos?
Pero se debería ahondar más.
Esto es lo que me pasó a mi:
Dejé un buen empleo en cuanto a sueldo pero muy malo en cuanto a calidad de vida.
Así, me decidí a dar el salto y montar mi propia empresa.
Al menos, que el esfuerzo que hacía fuera en mi propio beneficio y no para otro, pensaba.
Con los años el negocio me generaba buenos ingresos y aportaba un estatus alto a mi familia.
Pero la duda que te asalta es la siguiente:
¿El precio que estoy pagando en esfuerzo y sacrificio para aportar este estatus a mi familia merece la pena, cuando ni siquiera los puedo ver?
Te lo cuento en el vídeo de esta semana:
Te dejo con la transcripción del vídeo por si lo prefieres leer, el vídeo también dispone de subtítulos:
Transcripción del vídeo
Se acercan las vacaciones, algunos, incluso ya las habrán iniciado.
Es un tiempo para descansar, para reflexionar. Es un tiempo donde podemos parar y pensar si nuestra vida va por el camino que queremos que vaya.
Por eso te hago esta pregunta:
¿Eres feliz?
A día de hoy, yo me considero una de las personas más felices del mundo.
¿Te gustaría saber cómo he llegado a este estado?
Me remontaré a diciembre de 1995.
En esa época:
- Trabajo como jefe de mantenimiento de una Planta de Cogeneración de una fábrica de papel para cigarrillos.
- Mi sueldo en aquel momento aproximadamente 300.000 Ptas (unos 1800€ de ahora). Por aquel entonces, un sueldo muy bueno.
- Mi hija tiene 14 meses y
- Tengo una hipoteca del piso donde vivimos por pagar.
La oportunidad de negocio
Decido dejar mi trabajo y montar mi propia empresa.
Se ha presentado una oportunidad que no puedo dejar escapar.
De momento empezaré con un solo cliente.
Así que pido una excedencia de un año y en marzo de 1996 constituyo mi primera empresa, una ingeniería de automatización de maquinaria.
La fábrica la dejo el 30 de junio de 1996 porque dirección me pide que me espere hasta que encuentren un sustituto.
Pero ellos tampoco ponen mucho esfuerzo por encontrarlo, por este motivo se retrasó tanto mi marcha.
Mientras tanto alterno los dos trabajos.
Esto me permitió generar algo de facturación para que al iniciar pudiera cobrar un sueldo para poder mantener al menos a mi familia.
La dura realidad del negocio
Trabajo infinidad de horas.
Apenas si puedo cobrar 100.000Ptas al mes (Unos 600€. Una tercera parte de lo que cobraba).
No tengo vacaciones, pero si mucha ilusión y fe en mi proyecto.
Me doy cuenta de que tengo que crecer, pero sigo controlándolo todo yo.
Así que mi empresa crece, pero sólo hasta donde yo puedo controlar.
De esta manera, cuando ya tenía seis empleados, el crecimiento se paró.
Los miedos en los inicios
Durante todos estos años tuve muchos miedos y los tuve que vencer una y otra vez:
- Miedo a contratar a mi primer empleado.
- Miedo a codearme con los directores de las fábricas por pensar que no estaba a su nivel.
- Miedo a crecer.
Tuve que salir muchas veces de mi zona de confort, pero lo hice una y otra vez.
Los errores de novato
También cometí infinidad de errores, errores de novato, pero aprendí las lecciones.
Lo peor de cometer errores no es cometerlos, es no aprender la lección que nos brinda el haberlos cometido.
Tuve muchos problemas que me impidieron crecer a un ritmo óptimo para la supervivencia de mi empresa.
La gran crisis
En 2008 llegó la gran crisis, ahora tocaba trabajar más.
Los clientes se aprovecharon y cada vez nos apretaban más con los precios.
Todo esto empezó a generar estrés, a quitarme el sueño, a no dejarme vivir.
¡Era esclavo de mi propio negocio!
No veía a mis amigos, apenas si veía a mi familia, siempre estaba trabajando.
Mi mujer me decía que la gente empezaba a pensar que se había divorciado o que se había quedado viuda.
Ella tenía que ir a todos los eventos de mis hijos, al médico, a las reuniones del colegio.
¡Siempre sola!
Mi matrimonio empieza a hacer aguas, no era feliz
Ahí se incrementó el desgaste en nuestro matrimonio, que ya venía de atrás.
Mi malestar iba en aumento y empezaba a ahogarme una angustia, que me provocaba un nudo en el estómago, que no me dejaba ni tragar.
¿Y para eso había montado un negocio?
¡Sin duda alguna algo estaba haciendo mal!
La revelación
Así llegué a mayo de 2010.
En ese momento empecé a ver la luz, se produjo un chispazo que iluminó mi camino.
Pero eso …
Te lo cuento la próxima semana.
Nos vemos la semana que viene.
Un abrazo
Antonio J. Herrero García
Déjame tus comentarios aquí abajo
Cuéntame un poco tu historia como empresario.
¿Te dejan ser feliz tus obligaciones como empresario?